sábado, 31 de enero de 2009

Dreaming (II)





[Y vivir como quiero, y querer lo que vivo. Y pensar lo que siento, y sentir lo que pienso. Y soñar. Soñar siempre.]


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miércoles, 28 de enero de 2009

Dreaming

Me gusta imaginarme recostada en el sofá, apoyada sobre su pecho, con su brazo rodeándome protectoramente.

Allí comentaríamos trivialidades cotidianas, o quizá disfrutaríamos de bellos silencios. Me sentiría relajada, segura. Durante unos instantes olvidaría mis preocupaciones cuando - quizá - se dieran momentos adecuados para compartir besos.




A veces es algo bueno, y a veces algo terrible, pero lo que es sin lugar a dudas, es una certeza: el mundo onírico no es real.

lunes, 26 de enero de 2009

Lluvia

Caminaba cabizbaja camino a casa como tantos otros días. Llovía, y la lluvia se escurría por su pelo, mojando su nuca, dejando en su espalda una incómoda sensación de humedad que, a pesar de todo, le gustaba. Notaba las gotas deslizarse por su rostro, sin olvidar la eterna colgante de la punta de la nariz. Calada hasta los huesos, pero no le importaba. Le gustaba la lluvia, pues le parecía que ésta era la que mejor expresaba su estado de ánimo.

Deseaba gritar, pero sin saber muy bien lo qué. Llamar la atención, de todas formas, no era lo suyo, por lo que dejaba que esos negros nubarrones que pintaban el cielo de oscuridad hablaran por ella, gritaran por ella. No llevaba paraguas, ¿para qué? Un trozo de tela no iba a guarecerle de la tempestad de su alma, por lo que poco le importaba el estar empapada ya de arriba a abajo.

Y la lluvia persistía, gota a gota. El cielo parecía querer descargarse de todas las malas emociones, de todos los patéticos pensamientos, de todas las palabras vacías, de todos los vanos sentimientos.

Alzó la vista, y sus ojos sólo alcanzaron a ver la negrura. "Acaso la esperanza partió, y no me queda más que los restos de lo que ayer fue un sueño". Lloraba, y sus lágrimas se confundían con las gotas que surcaban su rostro. Nadie estaba allí para consolarla, para susurrarle palabras conciliadoras al oído. Sólo la lluvia hacía acto de presencia, enturbiando cada vez más el alma que allí se había detenido.

La lluvia... que retumbaba tanto que le impedía oír los latidos de su propio corazón...

Nadie la volvió a ver. Dicen que en los días de lluvia todavía se la escucha llorar...



[29/09/06]

jueves, 22 de enero de 2009

El teatro de la vida

Y se apagaron las luces.

Y con la oscuridad llegaron las emociones. Esa sensación de nerviosismo que precede a toda obra. Y te imaginas lo que están pensando ellos. El momento de salir a escena es, sin duda, uno de los mejores. El corazón amenaza con salirse de tu pecho, apenas te sale la voz. Tienes ganas de saltar, tienes ganas de bailar, tienes ganas de comerte el escenario.


Y sales a escena. Las palabras que tanto has ensayado vienen a ti como por arte de magia. Pensabas que no te acordarías ni de la primera palabra. Seguramente también pensaste que tenías la corazonada de que toda la obra se estropearía por culpa tuya. Pero no es así, las palabras salen, y vas viendo como todo empieza a ir sobre ruedas.


Y empieza la obra, en serio. Entrar por este sitio, salir por este otro, decir las frases, sentarte unos minutos en esta silla, cambiar de sitio, volver a salir de escena, volver a entrar... Sentir, vivir, actuar... pero actuar viviendo lo que actúas. Ya no eres tú, ahora eres tu personaje.


Recuerdo a la Doutora. Recuerdo a Pecado. Recuerdo a Obdulia. Recuerdo a Miranda. Recuerdo a Lisístrata. Recuerdo a Pancracia.

Con Obdulia descubrí el verdadero teatro. Creo que fue el primer papel en el que realmente me metí. La evolución que el teatro hizo en mí comenzaba a dar sus frutos. La niña retraída que fui comenzaba a coger confianza. Y disfruté de ese papel como una enana. Además, tuvimos la suerte de poder representar esa obra en el Teatro Principal. Una gozada :)

Miranda era genial. Sencillamente genial. Esa obra fue una de las más divertidas que hice. En ella teníamos coreografías geniales. Otra cosa que también añoro: esos bailes... :D

Pero sin duda mi papel favorito fue el de Lisístrata. El poderío, la personalidad, las frases, ¡el palo! Realmente me sentía poderosa haciendo de ella. Me sentía fuerte. Me sentía capaz de todo.



Y es que esa es otra de las cosas buenas que tiene el teatro. Creo que pocas cosas se pueden vivir tanto como esto. Creo que pocas cosas pueden despertar en ti tantísimas emociones. Todas esas obras de teatro vivirán siempre en nosotros. De vez en cuando volveremos la vista atrás y diremos: "¿Recuerdas...?".



Y se cierra el telón. Pero la obra no termina. Nunca termina.


[10/04/08]

miércoles, 21 de enero de 2009

About Me

Nominada por Karela :D Gracias! guapa! ;)


Defínete en 6 palabras:

Soñadora: Always daydreaming! Me gusta trasladar el mundo onírico al mundo real. Creo que a veces lo que me mueve son mis ensoñaciones.

Optimista: "Yo, a mi manera, nunca fracaso". Hay que ver el lado bueno de todas las cosas. Es raro que no lo haya...

Charlatana: Hablo por los codos, es un hecho. Sé que muchos de vosotros habéis tenido que aguantar mi cháchara en alguna ocasión...

Friki: Hace falta que explique este punto? XD

Entregada: Cuando hago algo, cuando estoy involucrada en algo, me entrego, me entrego de verdad. Es algo que, por circunstancias aleatorias que no vienen al caso, estoy intentando mitigar. Aunque sea un poquito.

Caótica: No en vano tiene este título el blog... =) Caos. Desorden. Jabón. Digo... XDDDDDDDDDDDDDDDDDD Eso, que soy caótica :P


Y nomino a...

Nucky
Lograi
Arwen
Tid
Arianrhod
Ann


:3

lunes, 19 de enero de 2009

Shy



Ella bajó la mirada. Notaba sus ojos clavados fijamente en su rostro, como si quisiera aprenderse de memoria hasta el más nimio de sus rasgos. La nariz chata, las finas cejas, los carnosos labios que ahora se mordía con sus blancos dientes. Las largas pestañas que actuaban como muro entre los dos.


Ella no se atrevía a alzar la vista. Sabía lo que iba a encontrar en su mirada, y no se atrevía a enfrentarse a ello. Resultaba irónico... ella, la valiente, la arrojada. Reducida a su más mínima expresión por una mirada de aquellos ojos negros.


Pero no era algo a lo que pudiera enfrentarse. No en aquel momento. Mirarle significaría claudicar. Renunciar al mundo que con tanto cuidado había creado. Anularse. Perder su libertad. Mirarle traería como consecuencia no ser capaz de medir las palabras, sentir las piernas temblar. Derrumbar un muro para construír otro justo al otro lado.


Se dio la vuelta bruscamente, y comenzó a caminar por el camino por el que había venido. Era lo mejor. Al menos de momento.

domingo, 18 de enero de 2009

Between

Tengo tantas cosas para decir que ninguna de ellas encuentra salida.


Así que tendré que quedarme con el sentimiento de estar a punto de estallar en forma de conceptos.


Y me queda el consuelo de que quizá, quizá mañana, o quizá pasado mañana, mis pensamientos tomarán forma de una vez por todas.


Tengo tantas, tantas cosas por decir... Que cuando empiece creo que no seré capaz de parar.

sábado, 10 de enero de 2009

Todo o nada

A veces, de pronto, te das cuenta de que aunque nada haya cambiado, todo ha cambiado.




Y es que aunque nada sea diferente... todo, todo es diferente.

sábado, 3 de enero de 2009

Live and let die

Vivo intensamente. Saboreo cada segundo, elevándolo a su máximo exponente. Es una de esas cosas relativamente sencillas que me ayudan a ser feliz, a mi manera.

Pero a la vez, soy bastante metódica. Me gusta almacenar cada ínfima minucia en la asombrosa maquinaria de la mente humana. En ocasiones, lo plasmo por escrito, para recordar con fiabilidad todos los detalles. En ocasiones permito que estos se difuminen y vengan a mí en forma de billete de tren, o de entrada de concierto. A veces escribo textos crípticos, que me ayudan a recordar lo esencial.


Estos tres últimos años han sido absurdamente intensos. Si miro hacia atrás, todo parece haber pasado en un suspiro. Pero si lo pienso detenidamente, la abrumadora cantidad de vivencias y acontecimientos que alcanzo a recordar me hacen darme cuenta de lo plena que está siendo mi vida.

Un muy buen amigo hizo que viese todo esto con claridad hoy. No se trata sólo de que presuma de lo feliz que suelo ser, cuando en ocasiones no lo siento de verdad por un sentimiento de no-plenitud. No, a través de los recuerdos, de la sonrisa que invade mi rostro al rememorar, de esta forma sólo puedo ser consciente de un hecho: tengo una vida que me hace muy feliz.
Y sí. El tiempo ha pasado, y sigue pasando verdaderamente rápido. Pero sé que no pasa en vano. Sé que lo he aprovechado. Sé que lo sigo aprovechando. Sé que fui feliz. Sé que, realmente, soy feliz.



[Mil gracias, Hugo, por aguantarme, escucharme, y ayudarme a aclarar mis ideas =)]